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Archivos mensuales: julio 2012

#Paisajeno

31 Martes Jul 2012

Posted by Libro del día in Reseñas

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Naíbet Soto Parra

Siempre he sido indisciplinada para escribir. Por eso los pocos diarios que conservo de mi infancia y adolescencia, son un cruzado de mucha información en medio de importantes períodos de silencio. Presumo que por eso, de adulta comencé a llevar unas agendas que combinan mis tareas y compromisos, con lo que me pasó ese día, a lápiz, bolígrafo o creyón. Si mi agenda cayera en manos ajenas, amén de los datos básicos para contactarme y el número de mi neurólogo, obtendrá unas páginas bastante crípticas.

Y entonces Paisajeno. De frasquistera grabé un vídeo diciendo que yo quería leerlo. Y en la primera página tuve que visitar a un optometrista que me asegurara que no sufro de presbicia adelantada. La fuente es pequeña, hermosa, en negritas, mayúsculas sostenidas, cursivas, con comillas, años, autores, referencias, chistes privados, dedicatorias sólo para los dedicados, mapas, canciones, cómics, loops, palabras que sirven de hilos de Ariadna, entretejiendo nuevos laberintos internos, de manera que, cada vez que creía que estaba entendiendo, debía volver a desandar lo andado con un rollo de pabilo de dimensiones descomunales. Estuve a punto de hacer mi confesión de parte en un breve tweet que dijera: “Más perdida que Naky leyendo #Paisajeno“. Pero mi orgullo no me lo permitió. Frasquistera.

A Paisajeno súmenle esa rara combinación de perseguir al autor, para adquirirlo al precio que ese día tenga el barril de petróleo. Un sello fantástico que le suma unicidad a tu ejemplar, no sólo por la numeración sino por el lugar donde logras adquirirlo, con fecha y todo. Una firma de niño de 9 años ante su primera cédula. Un casetico como de Betamax, la referencia a su correlato digital, y entonces comprendes la importancia de una conexión a Internet que te permita sortear el poema que no hallarás en el libro. Sobé su precioso papel de seda, y decidí separarlo mientras lo leía, no fuese cosa que lo estropeara en mis idas y vueltas.

Y entonces Willy. Una muchacha embarazada, un niño perdido en el Parque del Este. El Caracazo. La desgracia de Vargas. Elecé, a diferencia de mí, lo lee en desorden y cada vez que cierra el libro dice: ¡qué arrecho Willy! Le pregunto -tratando de disimular mi resquemor- ¿Qué leíste, amor? ¡Ah!, cuando conoció a Virginia. Espero que se meta al baño. Le doy la vuelta a la cama, agarro Paisajeno, lo hojeo calculando más o menos el grosor que le vi sostener. ¿Dónde está eso? No está. Es. Va siendo. ¡Oh, la epifanía!

Me tomé una Loratadina por adelantado y busqué en el closet del cuarto de la loca (donde guardamos todo lo que no cupo en otra parte de la casa) mis cajas de memorias. Saqué mis cuadernos de niñita forrados con sopotocientas calcomanías selladas con papel contact. Ajá. Vamos a ver. Mi papá nos llevó a viajar en el Metro de Caracas. El ticket está pegado entre corazoncitos. Que Alejandra no me saludó y ya no es mi mejor amiga. Dibujé un cohete extraño y le escribí en verde grama Challenger. Mi nana vió conmigo una película de Dolores del Río. Un recorte de Astérix y Obelix. Dibujo libre de El retorno del Jedi. Una mancha de café con leche que delata de mi afición por el remojo de galletas María. Una foto de mi hermano con el look de los Globetrotters. Me regalaron el elepé de Culture Club, pero yo sólo oigo Karma Chameleon. Dibujé un Bolívar acostado sobre un 200 enorme. Panamericanos 83, compromiso de todos, compromiso de usted, -eso no estaba escrito, lo canté al ver la calcomanía-. Una página entera pintada con tempera negra. Fuimos a ver Superman III. Muchas hojas después, digo cuánto hemos llorado la muerte de mi abuela Julia. La recuerdo. Lloro. Confieso que mi hermana me tiene aburrida con las paredes forradas de afiches de Menudo. Se va el Presidente de los Torontos. Le pido al Niño Jesús que no me traiga nada, pero que ponga contenta a mi mamá. 1983.

Vuelvo a Paisajeno. ¡Te agarré, Willy McKey!, como Lusinchi juro que a mí tú no me jodes. Victoria pírrica. Vuelvo a sus poemas, a su humor fino, a sus complejos corchos de imágenes en palabras, de paisajes ajenos, de referencias que me obligan a volver. Con la frente marchita. El tinte me ayuda a revertir las nieves del tiempo. Willy es un Dj. Paisajeno es un mosaico construido con sus acordes. Sus calcomanías no están fijas con papel contact, sino con gotas de pega Elefante. La del pote con la tapita de embudo invertido, de la que siempre debías retirar lo que antes te sobró, a menos que quisieras vivir el efecto de salsa de tomate, y luego de mucho apretar, con la presión interna, contemplabas la costra durita en medio del litro de pega derramado. Sus referencias se reacomodan una y otra vez, hasta que formes parte de ellas y te sepas el voyeur protagónico de un guión movedizo, como de esas películas ultra secretas, en la que los actores reciben sus parlamentos el propio día de la grabación. Paisajeno es un estímulo al Jhon Nash que todos llevamos dentro.

En palabras del PopStar: Paisajeno eres tú hombre, que ahora lees estas líneas, y tú mujer, que todavía no lo has adquirido, y tú también que no tienes idea de por qué estás leyendo esto. Porque todos estamos ahí, salvo que es improbable que lo narráramos así, y sólo por eso, vale el precio del barril o el de un bono de la República. Porque a lo mejor, de aquí a que esos bonos sean cobrables, yo lo entienda completo.  Pero ya es, va siendo. La poesía quizá me está negada, pero las memorias no.

1983, del viernes negro al dile sí a tu país.
1983, cuando el país se nos hizo ajeno.

¡Me agarraste, Willy McKey!

@Naky en Twitter

*Foto: Cesar Segovia, @cesarsegovia en Twitter

Los escritores también tienen su #Librodeldía

23 Lunes Jul 2012

Posted by Libro del día in Entrevistas

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Lena Yau, escritora venezolana:

Fungió como asesora literaria del libro El sabor de la eñe, publicado por El Instituto Cervantes, lleva el blog: http://milorillas.blogspot.com/

 

 

¿Cual es tu libro del día?

Leo El esquizo y las lenguas de Louis Wolfson. (Le Schizo et les langues, Louis Wolfson. Preface by Gilles Deleuze. Gallimard). Un libro que más que leerlo se desentraña. Supe de él a partir de una reseña escrita por Paul Auster para The New York Review of Books (One-Man Language, 6 de febrero de 1975). Un libro inquietante en el que Wolfson, esquizofrénico y estudiante de idiomas (francés, alemán, ruso y hebreo) crea un lenguaje  cifrado para defenderse de su lengua materna (inglés). Combate el inglés hablado con tapones en los oídos y el inglés escrito con libros en idiomas foráneos que se coloca en la cabeza o que usa como cojines. Esa obsesión lingüística se refleja en su ingesta. La alacena es una amenaza: víveres contenidos en cajas, latas y bolsas que exhiben impúdicamente palabras en el idioma que tanto odia el escritor. Wolfson describe cómo logra entrar en la cocina: grita una suerte de conjuro en el idioma de su invención mientras usa un libro como escudo protector. El autor pasa del atracón al ayuno con la culpa de fondo. El esquizo y las lenguas es una fascinante autobiografía escrita desde el extrañamiento, la distancia y la defensa que otorga el uso de la tercera persona.El libro está escrito en francés y no es traducible. Después de dos años de búsqueda, lo encontré en una librería de la Universidad de Lovaina.

¿Algún placer culposo literario?

Literario, no. Leo con placer y culpa el papel couché, la crónica roja, los obituarios y las esquelas mortuorias. He establecido rutinas para esas lecturas. No puedo evitarlas, las necesito, forman parte de mi día. Intento mitigar la culpa convenciéndome de que son fuentes, espacios que encierran historias no contadas. Y lo son. Pero la culpa siempre está, mientras leo no puedo dejar de pensar: los diez minutos que le estoy dedicando a esto podría invertirlos en el libro de Seamus Heaney que me espera en mi escritorio.

¿Un libro que haya marcado un antes y un después?

Muchos. La obra de Roland Barthes porque me abrió las palabras, me reveló los ríos subterráneos que corren dentro de ella. Barthes por Barthes, especialmente.

La obra de Eugenio Montejo porque es una invitación a la escritura. El cuaderno de Blas Coll, en particular.

La obra de Juan Gelman porque conjuga lenguas, exilios, hambres, mesas, tierras. Destaco Dibaxu, por el ladino.

Todos los libros Juan Carlos Méndez Guédez porque leerlo es el mejor taller de escritura.

Pero si tuviera que escoger uno solo, diría que el libro que marcó un antes y un después en mí es La tentación del fracaso de Julio Ramón Ribeyro. Leer los diarios de Ribeyro me llena de electricidad, me quita el sueño, me regala ideas, me obliga a escribir. Porque después de cada lectura que hago de él entiendo que la vida es escritura.

 

@LenaYau en Twitter

 

 

#Librodeldía no solo se lee, también se escucha

21 Sábado Jul 2012

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Joaquín Ortega, politólogo, escritor y conductor del programa radiofónico La hora verde, autor de:
Lo escuché llorar en mi boca, Triptico de Caracas, Grupo editorial Eclepsidra (2011)
De cara al río, Grupo editorial Eclepsidra (2011)

 

@ortegabrothers en Twitter

Bajo tierra: Presentación de Miguel Gomes

19 Jueves Jul 2012

Posted by Libro del día in Reseñas

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Tal vez los mejores retratos de la estructura de sentimiento con que se organiza la vida venezolana de los últimos tiempos los están ofreciendo sus narradores. Una novela de Alberto Barrera que plasma como pocas la experiencia nacional reciente, La enfermedad, tiene un pasaje, por ejemplo, donde se traza fielmente el horizonte afectivo en que se conciben y circulan muchas obras literarias: Andrés [el protagonista] de repente piensa en que la situación política ha salvado a muchos matrimonios que ya no tenían de qué hablar. Ahora las familias se reúnen y ya tienen tema. La política ha resucitado sus vínculos, sus euforias, sus maneras de distribuir las pasiones.

En un plano muy solapado, la familia de Andrés, criatura ficticia, sugiere la de ciertos escritores venezolanos y esas “pasiones distribuidas” la respuesta de éstos al entorno. Dicha respuesta actúa medicinalmente. Si la vida pública y los discursos oficiales en tantas ocasiones adquieren un perfil circense u operático, seudoheroico y pomposo, la imaginación de los narradores, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, se inclina a la oblicuidad y la discreción, con algo así como un realismo sutil que aborda la política sin necesariamente nombrarla, hablando más bien de encuentros y desencuentros eróticos, relaciones de padres e hijos, límites de la amistad, manuscritos perdidos o recobrados, sueños, fantasías diversas y pesadillas, pero siempre poniendo a dialogar el espacio de lo personal o íntimo con el de lo colectivo e histórico, para darnos una sensación de vitalidad y de humana incertidumbre a la que los sermones cívicos y las proclamas que antes pasaban por compromiso no lograban acceder. A tal familia literaria pertenece Bajo tierra.

Lo primero que llama la atención de esta novela de Gustavo Valle es la acumulación de registros de escritura que se enriquecen unos a otros. Por una parte, está la historia de misterio o aventuras, hasta con una pizca de Jules Verne aquí y allá sazonado con guiños de Rocambole y una prosa de gran plasticidad visual a la que Hitchcock y varios cultores del thriller cinematográfico añaden ingredientes. Por otra parte, la psique de Sebastián C., narrador y protagonista, va colonizando la intriga hasta hacerla subsidiaria de una lógica personal que se impone a la exuberancia de la acción y nos hace adivinar que personajes, lugares y acontecimientos connotan una existencia interior empeñada en materializarse como símbolo o nostalgia de vivencias que nunca se han producido. Bajo tierra, igualmente, pertenece a una tradición ya antigua de relatos sobre ciudades venezolanas donde la fenomenología de lo nacional, con sus fracasos y esperanzas, cristaliza: estamos ante una novela urbana como lo fueron en su tiempo Todo un pueblo, Ídolos rotos y El hombre de hierro, y como recientemente lo han sido, cada una a su manera, Latidos de Caracas, Un vampiro en Maracaibo, Ajena y Nocturama. Por si lo anterior no fuera suficiente, Gustavo Valle también consigue que su escritura insinúe una fantasía histórica: los protagonistas de este viaje por cloacas y galerías, túneles y grutas de la Caracas actual, tapiados por deslaves y tragedias menos naturales, descubrirán que los vestigios del pasado siguen movilizando desde la oscuridad la vida cotidiana. Lo que no significa que se esté agregando un título más al canon excesivo de la novela histórica: Bajo tierra contradice las premisas del género acudiendo a mitos y ambiguos fragmentos de información acerca de la historia y la prehistoria del país; el conocimiento racional se diluye en el presentimiento de un destino cuyo sentido, sin embargo, se resiste a las grandes interpretaciones y, por lo tanto, a las grandes manipulaciones a las cuales nos tiene habituados la demagogia.

La fábula ctónica no tiene tanto que ver con hechos datables (la Conquista española o la Tragedia de Vargas) como con la Venezuela auténticamente subterránea, subterránea en espíritu y carácter, que comenzó durante la dictadura de Juan Vicente Gómez en dos sentidos al menos: el de una falsa modernidad que pareció enterrar un pasado que resurge de vez en cuando como monstruo vengativo, sea en forma de violencia, sea en forma de caudillo, y el de una economía minera que hace depender todo lo que está arriba de todo lo que pueda sacarse de abajo. Por algo el padre de Sebastián, es decir, la semilla, el origen, se dedicó a las excavaciones y en una de en ellas se extravía y, por algo, las empresas petroleras acaban tarde o temprano haciendo acto de presencia. Pero repito: una de las virtudes de Bajo tierra es que los asomos de alegoría jamás definen un sistema; son, por el contrario, señales aisladas, parpadeantes luciérnagas que no bastan para iluminar estas cavernas. Que Sebastián vea a su Gloria (mujer que acaso es una idea) perderse también en el laberinto de túneles confirma que no estamos ante un relato heroico ni que el telurismo de un autor que se llama Valle sea ingenuamente llano. Para él, que rinde homenaje al Sábato de Informe sobre ciegos, lo sublime y lo abyecto, la razón y la locura van de la mano. Por el efecto de tantos choques y paradojas, la alegoría late en cada una de sus páginas sin manifestarse cabalmente, flotando en la lectura como sombra de una interpretación inminente que no se concreta. La coincidencia con la irresolución de la trama es magistral: lo que nos queda es incógnita, desafío para la comprensión que el narrador resume en un prosaico “¿qué diablos estoy haciendo aquí?” y en la sospecha, más poética, de encontrarse “al borde de un vacío”.

Vacío de su existencia, podríamos concluir, y vacío de un destino nacional que hasta ahora no depara demasiadas certidumbres. En esta novela, que escarba en los abismos, se esboza una arqueología moral tanto de la Venezuela más remota como de la que todavía tenemos ante nosotros: enigma para la sensibilidad, el entendimiento y la memoria.

*Presentación de la novela Bajo tierra (Caracas: Norma, 2009) en Mérida, Venezuela, el 10 de julio de 2009, como parte de las actividades de la Bienal de Literatura Mariano Picón-Salas, organizada por la Universidad de Los Andes.

**Reseña publicada originalmente en el blog: http://www.bajotierragustavovalle.blogspot.com/

La inconsecuencia según Márkaris

17 Martes Jul 2012

Posted by Libro del día in Reseñas

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Suicidio Perfecto de Petros Márkaris (Tusquest, 2012), es una novela policial de principio a fin. Su protagonista, el comisario Kostas Jaritos, debe resolver el misterio que se halla tras de los suicidios -nada convencionales- de tres notorios griegos. El caso, además, significa para él nada menos que recobrar su puesto de jefe de homicidios, del cual ha sido separado. Razón por la cual actuará casi clandestinamente.

Jaritos es un policía de la vieja escuela, que acepta los tiempos modernos con más pragmatismo que convicción. Además, vive en una Grecia reinventada a sí misma según el canon de Europa. Un país dividido entre actuar según el estándar de la globalización o sus prácticas culturales inveteradas. Precisamente, esta es la tensión que convierte a una historia policial en una disección a las venas abiertas a la Grecia de principios de siglo.

Un país cuya clase obrera se resiente de haber sido desplazada por la inmigración y que alberga la mala semilla del ultranacionalismo. Un Estado que utiliza los términos de referencia de la modernidad como instrumentos subalternos del clientelismo político. Los medios amarillistas. Una sociedad que ya no cree en el sistema. Verdugos que ahora son víctimas y viceversa. Por cada pasillo que transita el detective Jaritos, Grecia es una nación a punto de caer enferma, pero nadie quiere darse cuenta. “Nos la pasamos muy bien, y eso me aterra”, se dice a sí mismo Jaritos.

Las víctimas de Suicidio Perfecto son antiguos miembros de la resistencia devenidos en empresarios y políticos, una mutación de la que nadie sale con las manos limpias. El autor coloca la linterna sobre ese proceso que lleva a los personajes de poder a la capitulación interior que separa –en términos de Kant- la acción del juicio. Conforme el comisario Jaritos asimila esta premisa, entiende que el caso no podrá cerrarse en cuanto a sus términos morales.

“Todos han salido ganando” le espeta un viejo comunista al detective Jaritos, “antes los despreciábamos porque se vendían por un mendrugo. Ahora los nuestros venden los símbolos de la revolución”. Esta falta de consecuencia entre principio y acción es la alarma que, para Márkaris, activa todas las claves de la novela y a fortiori la propia crisis de su país.

Suicidio Perfecto es fiel al género policial; pero las circunstancias de su trama, su fábula sin moraleja sobre la degradación y la impunidad, inquietará a sus lectores.

 
 

Reseña hecha por @storytellerve09

storytellerve@yahoo.com

Los escritores también tienen su #Librodeldía

16 Lunes Jul 2012

Posted by Libro del día in Entrevistas

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Elvira Navarro, escritora española autora de:

La ciudad en invierno, Editorial Caballo de Troya (2007), La ciudad feliz, Editorial Mondadori (2009).

 
 

 

 

¿Cual es tu libro del día?

Ahora mismo estoy leyendo El joven vendedor y el estilo de vida fluido, del escritor madrileño Fernando San Basilio. Se trata de una novela que narra con mucho humor el supuesto cambio de vida de un joven tras leer un manual de autoayuda. La acción se desarrolla en un centro comercial muy conocido en Madrid, La Vaguada, y el joven es, como reza el título, un vendedor. El centro comercial, la autoayuda y la precariedad laboral conforman una metáfora de nuestro mundo, como bien dice Mercedes Cebrián en el prólogo del libro.

¿Algún placer culposo literario?

No sé si podría calificarse exactamente como literario, pero me gustan los temas esotéricos y las narraciones sobre el más allá, sobre todo si son testimoniales. Es decir, que escucho con el máximo interés a toda esa gente que cuenta que se le apareció su abuela o la Santa Compaña en mitad del monte.

¿Un libro que haya marcado un antes y un después?

Los cuentos de Clarice Lispector, que leí en la edición española de Alfaguara, marcaron un antes y un después, pues yo tenía ideas muy rígidas sobre lo que debía ser la praxis literaria. Venía de una facultad de Filosofía, y estaba demasiado condicionada por lo que un artista debía y no debía hacer. Esto es, por ese tipo de máximas absurdas del estilo de que a partir de Faulkner ya no se puede hacer X cosa, y de Joyce otra X cosa, y un largo etcétera de limitaciones. Lispector me enseñó la libertad.

 

@ElviraNavarro en Twitter.

#Librodeldía del jueves 12 de julio de 2012

13 Viernes Jul 2012

Posted by Libro del día in #Librodeldia

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DGuinandArt @Naky #librodeldía maravilloso!! Uno aprende a apreciar a la oscura Lisbeth

Naky Mi #librodeldía es La reina en el palacio de las corrientes de aire, de Stieg Larsson. Termino la trilogía y no quiero despedirme de Lisbeth

DulceMRamosR #LIBRODELDÍA para entender a este país “El cisne negro. El cáncer de Hugo Chávez y la enfermedad de los líderes mesiánicos” de J.C Pineda

Esclvsa #Juevesdelibros #librodeldía. wp.me/p1BjP7-je

ellibrodeldia Nuestro #Librodeldía es La tarea del testigo de Rubi Guerra, editado por @EdLugarComun Excelente novela, hay que leerla.

ferrer_mariapao Mi #Librodeldía es Divisadero de Michael Ondaatje.

sebaslacroix #LibrodelDia “Vida y epoca de Michael K” J. M. Coetzee

RapozoD Mi #librodeldia es Un sueño comentado de Rubi Guerra. Una verdadera joya del cuento venezolano.

ginabermudez Mi #Librodeldía “Diario de invierno” de Paul Auster

yoyiahu Mi #LibrodelDia es “Sin negativo, ni estaciones” de Edda Armas su nueva aventura poética

hhurtadog Mi #Librodeldía es “La independencia a palos” de @eliaspino

zhandraflores Mi #librodeldia es “El libro de las ilusiones”-Paul Auster. ☺

libropresumido Mi #Librodeldía es el que estoy leyendo: El Hombre de Arena – E.T.A. Hoffmann. pic.twitter.com/R7ge01Kk

Soraya_01 “La casa de los amores imposibles” Creo q me puede gustar, gracias, lo buscaré 🙂 RT @Paola_Delgado: #librodeldía lockerz.com/s/224427284

Acuarela_CM Mi #librodeldia / Mosaico (Antología de cuentos 1977-2001. Armando José Sequera.

DesayunoConJoey Jueves de #Librodeldía y voy con “crónicas de motel” de Sam Shepard!

Paola_Delgado #librodeldía lockerz.com/s/224427284

Soraya_01 “El mundo de Sofía” del noruego Jostein Gaarder, un paseo filosófico por la historia. #LibroDelDía lockerz.com/s/224420500

mircoferri Mi #librodeldía: el diario del enano, de Eduardo Liendo. Deuda de larga data.

ranaencantada “¡Necesito este libro, pero ya!” ow.ly/cbeVb Letricia De Letrea, apasionada bibliotecaria de Rania =) #librodeldía

Daniel_Fermin #LibrodelDia Las plegarias de @enzagarcia > bit.ly/LSl0Au

epifitas Mi #librodeldia es El hijo y la zorra de Miguel Gomes, narrador al que siempre regreso. Prosa cuidada, mirada aguda de lo humano

detentelibros Para leer con sonrisa complice, La Elegancia del Erizo, Muriel Barbery, de @Seix_Barral @PLANETA_VZLA, mi #Librodeldia pic.twitter.com/qBSuF0tI

reynaldoahm Mi #Librodeldía es El guardian entre el centeno. y mi #bonustracklibrodeldía 9 cuentos, también de Salinger. GENIO.

Gabyzavarce #Librodeldia : “El mal de portnoy.” – Philip Roth. Un libro totalmente freudiano.

Antonogni #librodeldia “Manual del distraído” de Alejandro Rossi. Reflexiones agudas. lockerz.com/s/224386771

pvalla Mi #librodeldía es _The Uncommon Reader_ de Alan Bennett (recomendado la semana pasada por @pimpina).

PetipuaSaturno Soy Manuel Vilas, otra vez. Mi #librodeldía es Aire Nuestro de Manuel Vilas.

pimpina Mi #librodeldía, el que me estoy leyendo, es “El testigo”, de Juan Villoro.

Narayana99 Historia abreviada de la literatura portátil de Vila-Matas #LibroDelDía Porque la pequeñez es, al mismo tiempo, un todo y un fragmento.

CarlaMariela Para celebrar su cumpleaños, qué mejor #LibroDelDia que “Confieso que he vivido” de Pablo Neruda 🙂

sebaslacroix #LibrodelDia “El Tedio” de Alberto Moravia

rodcasares Las plegarias de Enza García – Arte y Entretenimiento – EL UNIVERSAL bit.ly/Nr3At7 Este será mi proximo #Librodeldía cc @enzagarcia

LectorMetalico Mi #Librodeldía es “Instrucciones para leer este libro” de @Fedosy , escritos donde la narrativa, la sátira y la poesía van de la mano

Mceci_Mujica Mi #LibroDelDía la sombra del viento de @ZafonOficial

cesarsegovia Mi #librodeldia es #Paisajeno, de @willymckey… Y tengo pruebas: ow.ly/i/LriN

albertoandradev Mi #librodeldía El mar profundo, de J.E.Chejin.

quelibroleo ’20 poemas de amor y una canción desesperada’ bit.ly/P2IhD9 es hoy (además de imprescindible) nuestro #librodeldía

gabyarocha “Compañero paciente” es un original libro de poesía escrito por el psiquiatra Luis Enrique Belmonte y es hoy mi #LibroDelDía

libreriasonica #Librodeldia EL MAL DE MONTANO de Enrique Vila-Matas bit.ly/6m0BvY

ely_e Mi #librodeldia es Ponme la mano aquí, de Alfredo Sainz Blanco mypict.me/nbYD6

sandra_0512 Mi #librodeldia El Cónsul Honorario,de Graham Greene, se va haciendo cada vez mejor a medida que se termina, lo @RecomiendoLeer también

martin_twelve mi #Librodeldía es Into The Wild de Jon Krakauer

rodcasares Arrecife de @JuanVilloro56 y editado por @AnagramaEditor es mi #Librodeldía

gritonero @ficcionbreve el libro del día es Juego de Tronos. Se va rápido como el agua! #LibroDelDía

caa2410 Mi #Librodeldía es un retrato de una escritora clave y de su estela en la literatura venezolana. instagr.am/p/M-wujqNfhs/

mariannedh Semana clásica: mi #librodeldia es “París era una fiesta”, de Ernest Hemingway. ❤

rodcasares La tarea del testigo de Rubi Guerra #Librodeldía RT “@chichicarrillo: @rodcasares Buenos dias Rod, que libro recomiendas hoy?”

mireyatabuas Viviendo amores psicoanalíticos con La Tejedora de Sombras de Volpi #librodeldía

nnancy_ Estoy leyendo “Cosas que los nietos deberían saber” de Mark Oliver Everett, es mi #librodeldía

luisyslas Hoy mi #LibroDelDía es también #MiPelículaDelDía. “Nunca me abandones”, la novela de Kazuo Ishiguro llevada al cine por Mark Romanek.

ernestogugig72 Venezuela La Construcción de la Républica (1830-1850) de Elena Plaza es mi #librodeldía

CarlaMariela Mi #LibroDelDia es “The power of self steem” de Nathaniel Branden. Te muestra cómo la autoestima es indispensable para el éxito en la vida

BellaRulox Hoy leo, El libro de los padres , Miklos Vamos #Librodeldía

BellaRulox Sepulcro, Kate Mosse #Librodeldía

BellaRulox Orgullo y prejuicio, Jane Austen #Librodeldía

leninperezperez Mi #librodeldia es El cerco de Bogotá, de Santiago Gamboa. pic.twitter.com/frIXBqo9

BellaRulox Duma Key, Stephen King #Librodeldía

BellaRulox El Conde de montecristo de A. Dumas @rodcasares #Librodeldía

BellaRulox La biblioteca de los muertos de Glenn Cooper @rodcasares #Librodeldía

mifrero Estoy leyendo La ignorancia de Milan Kundera, es mi #librodeldía

ellibrero Redentores ideas y poder en América Latina (Debate) Enrique Krauze #librodeldia @BibliotecaGZ @ficcionbreve @hectorres @EldoctorNo

ellibrero La carroza de Bolívar (Tusquets) Evelio Rosero #librodeldia @EldoctorNo @ficcionbreve @hectorres @ficcionbreve @BibliotecaGZ @KalathosLibros

ellibrero La gran novela latinoamericana (Alfaguara) Carlos Fuentes #librodeldia @ficcionbreve @hectorres @EldoctorNo @AlfaguaraVzla @BibliotecaGZ

AndresKerese #Librodeldía El verano mágico en Cape Cod. Richard Russo

Paul Auster en el maravilloso mundo de las casualidades.

10 Martes Jul 2012

Posted by Libro del día in Reseñas

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Jonathan Bustamante

 

 

Perder un vuelo y conocer al amor de tu vida, atender una llamada equívoca y pretender ser la persona correcta, ceder el paso al cruzar una calle. Hechos cotidianos y casuales que pueden determinar nuestros destinos, situación que ha obsesionado a Paul Auster a lo largo de sus creaciones durante su exitosa y extensa carrera como escritor de novelas y guionista. Dos libros esenciales para comprender su universo son El cuaderno rojo y La invención de la soledad.

En El cuaderno rojo  Auster desarrolla en escasas sesenta y cuatro páginas las circunstancias y hechos que lo llevaron a recurrir a la pluma, convirtiendo esas curiosas historias que han adornado sus días en escritos fascinantes con una prosa única que lo identifica. “Un número equivocado inspiró mi primera novela”, una tarde cualquiera en su apartamento en Brooklyn Auster atiende una llamada, al otro lado de la línea preguntan si se han comunicado con la Agencia de Detectives Pickerton, él contesta que se han equivocado y cuelga la llamada. A la tarde siguiente atiende otra llamada, para su sorpresa es el mismo individuo preguntando nuevamente por la agencia de detectives, le indica una vez más que el número es equivocado y cuelga. Pero el hecho se queda en su mente y comienza en él un juego de interrogantes: si suplantara la identidad de un detective de la agencia ¿qué habría sucedido si hubiese aceptado el caso? De esas dudas nació La ciudad de cristal la afamada novela que dio inicio a la Trilogía de Nueva York.

Poco tiempo después de la muerte de su padre se aboca a escribir, dándole vida al libro La invención de la soledad, lidiando con su dolor de la mejor manera que conoce: plasmando sus pensamientos en el papel.

Su padre era un hombre poco conversador, indescifrable a causa de su silencio, con valores firmes y un adicto al trabajo. Auster, al desarrollar sus ideas a través de las palabras, buscaba enterrar y dejar en el pasado a aquel solitario que alguna vez fue su padre, borrar el recuerdo del dolor enterrándolo en un solemne acto de memoria y comprensión. Pero se equivocó, a medida que escribía parecía que Sam Auster estaba con más vida que nunca, irónicamente con mayor presencia, ahora que su cuerpo había mutado a un despojo sumergido en las sombras, alimentando a otros seres invisibles. A lo largo de La invención de la soledad, Auster realiza un ejercicio de perdón, donde las memorias saldan cuentas pendientes, enterándose que se parece más a su padre de lo que consideraba. Al hacerse traductor (oficio de sus primeros años de la mano con la poesía) se convierte en un usurpador de identidad, se transforma en un devorador de almas, donde debe pretender ser aquel alquimista inicial, traducir sin cambiar la fórmula original, su padre era un hombre de varias identidades, para cada persona que lo conoció existía un Sam Auster distinto, para cada uno de ellos traducía su propia vida para el gusto y complacencia de todos. Al hacerse escritor se convierte en un guardián de la soledad, donde el silencio es compañía suficiente para soportar la existencia, donde los pensamientos delimitan al mundo circundante permitiendo vivir tu propia historia. Su padre nunca entendió que su hijo se hiciera poeta y escritor, él nunca comprendió a su padre por su aislamiento y silencio, ambos, sin saberlo, terminaron siendo la misma persona.

Las casualidades que se convierten en destino, así me gusta definir la literatura del hombre que hace un homenaje continuo al oficio de escritor. Auster ha sometido a sus personajes a lo largo de su narrativa ha incontables vicisitudes, engañándolos, haciéndoles creer que lo que ocurre son simples condiciones del azar hasta llevarlos a un destino que han querido evadir y con extraña pasividad terminan por aceptar.

 

@LectorMetalico en Twitter

 

 

Los escritores también tienen su #Librodeldía

09 Lunes Jul 2012

Posted by Libro del día in Entrevistas

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Andrés Burgos, escritor colombiano autor de:

La Gente casi siempre, Universidad EAFIT (2000), Manual de pelea, Editorial Norma (2004), Nunca en cines Editorial Norma (2005).

 

 

¿Cual es tu  libro del día?

La luz difícil, del colombiano Tomás González, de próxima publicación en España. En La luz difícil, acompañamos a un pintor que en la vejez, a punto de perder la vista, rememora un momento particularmente doloroso de su vida, una odisea íntima que en manos de un gran narrador alcanza límites de belleza pocas veces antes vistos en la literatura colombiana.

¿Algún placer culposo literario?

Las recopilaciones de Maitena.

¿Un libro que haya marcado un antes y un después?

El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Porque con él entendí la dimensión de García Márquez como escritor y no como figura canónica. Con este libro me llegó el placer de su lectura, que nunca me abandonó, sin que mediara la obligación colegial.

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Gisela Kozak, cronista de la locura corriente. Sobre En Rojo y Todas las lunas.

03 Martes Jul 2012

Posted by Libro del día in Reseñas

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Eduardo Sánchez Rugeles

Las diferencias entre En rojo (Alfa, 2011) y Todas las lunas (Equinoccio, 2011) se presentan en el territorio de la apariencia. Reseñas, entrevistas y apuntes sugieren que estos trabajos de Gisela Kozak Rovero poseen materias literarias contrapuestas e irreconciliables. La comparación, a primera vista, presenta una serie de antinomias: utopía y realidad, hedonismo y miseria, placer y dolor. Mientras el libro de cuentos relata el triste devenir de una ciudad podrida, la novela construye un universo mágico en el que la felicidad parece ser un valor privilegiado y asequible. Sospecho, sin embargo, que las fronteras que delimitan estos espacios de ficción no son tan rigurosas como lo crítica pretende. Una lectura atenta descubre flexibles “bordes de continuidad” entre las capitales protagonistas (usurpo la idea del borde a Oscar Rodríguez Ortiz).

Todas las lunas es un texto raro, atípico en el marco de las ficciones venezolanas contemporáneas. La novela cuenta la historia de lugares imposibles que, según la cartografía oficial, no tienen ningún tipo de relación con la Caracas amorfa que ostenta su debacle en las páginas de En rojo. Esta breve reseña pretende subrayar los caminos ocultos que comunican estos variables universos.

En rojo, hiperrealismo de la miseria

El anonimato, la identidad ausente, se constituye como el principal atributo del libro. En rojo es un tratado zoológico (o sociológico) en el que la vida humana se convierte en un vasto anecdotario de tristezas. Cualquier tipo de expectativa, como la idea de libertad, o cualquier otra estupidez exaltada (ER: 37), aparece bajo la forma del incordio o la impertinencia. Caracas proscribe cualquier tipo de esperanza. La capital no admite la figura del héroe; todo aquel que se atreve a establecer algún tipo de diferencia es calificado (en el sentido cervantino del término) como un pendejo ejemplar. Una amarga simpatía proyectan las peripecias de estos hombres y mujeres sin atributos que parecieran empeñarse, únicamente, en la búsqueda deliberada de la propia ruina (ER: 31).

Más de cincuenta relatos exponen una irrefutable evidencia de derrota. La pobreza moral de los personajes, representantes de distintos géneros, clases y oficios, permite trazar el esbozo de una ciudad sin discurso. Los habitantes del texto dan tumbos sobre el vacío; satisfacen su resignación degenerativa entre pulsiones eróticas, curda, la burda viveza o la fugaz alegría que, día a día, otorga la supervivencia.

Citaré, entre todo este compendio de desventuras, un relato ilustrativo que, en gran medida, llamó mi atención y mortificación: “Ir y quedarse” (ER: 61-62). El cuento es despiadado. Una mujer histérica contempla la alternativa del suicidio. La protagonista es portadora de una melancolía genuina, inmune a recetas o lugares comunes de terapeutas indolentes. La mujer de treinta y ocho años camina cerca del río Guaire. La posibilidad de desaparecer en esas corrientes de dudoso origen y olor sulfurado se presenta como una eficaz alternativa. Caracas, sin embargo, refuta su intención. Gobernadores y alcaldes iluminaron el río con el fin de celebrar la más vulgar e irredenta noción de Navidad. El escenario de luces es horrible, la fauna de bombillos acelera su indigestión. Ella, presa de horror observa delfines, ranas, hipocampos, conejos, bambalinas y renos que iluminan la noche. Primero viva que ridícula, dice al imaginar su patética inmersión. Esta reflexión, como sentencia cartesiana, proyecta el sentimiento trágico de la lógica urbana, de la visión del mundo expuesta por un grupo de personajes ahumados, abandonados a su soledad y su suerte.

Todas las lunas o la felicidad posible

Todas las lunas, por otro lado, celebra la vida y la escritura. La novela es una refutación a la convivencia imposible (a la condición humana revocada). El entorno se diluye y aparece el individuo. Estefanía, capital del relato, devuelve la dignidad a los nombres propios. Cada uno de los personajes, a diferencia de los caminantes anónimos (y anodinos) del libro de cuentos, es consciente de su identidad, posee un nombre, un apellido y una historia. El mundo interior de los protagonistas es el que modela sus felicidades o desgracias.

La sociedad de Estefanía, por momentos, parece emular algunas de las ordenanzas expuestas por Platón en la Comunidad de Mujeres e Hijos de La República. La tensión entre los sexos es de los principales atributos del texto. El discurso erótico, la sensualidad omnisciente, define la naturaleza de los personajes. Todas las lunas también posee un amplio bagaje erudito. Si bien Estefanía, Tecla y Diomira no quedan (geográficamente) en ninguna parte, histórica y culturalmente se insertan en un reconocible discurso cultural y libresco.

La novela plantea una compleja discusión en torno al argumento. La conjunción de voces, visiones, registros y estrategias narrativas, confunde (de manera intencionada) las expectativas del lector. La búsqueda de Loren, en principio, se presenta como un objetivo común. La desaparición de este personaje, el equilibrio roto por su ausencia, se presenta como estructura de sostén. Todas las lunas, sin embargo, promueve lecturas ocultas. La novela puede interpretarse como relato iniciático, como crónica incompleta, como diario, como texto de memorias. Y, justamente, en el frugal laberinto de la memoria es donde encuentro afinidades y reflejos convexos con la Caracas de En Rojo.

Lecturas simultáneas

La Caracas de Gisela Kozak, abordada en Pecados de la capital y otras historias (Monte Ávila, 2005) e, incluso, Latidos de Caracas (Alfaguara, 2006) ostenta un sentido del humor y la ironía que dosifica la perspectiva crítica. En esos textos, el entorno no pierde su condición de elemento de fondo. La Caracas de En Rojo, sin embargo, es la representación del Mal absoluto. En ella, la existencia implica la tristeza. Cada relato proyecta un incisivo disgusto. El ejercicio creativo tiene síntomas de nausea. Como lector, tengo la impresión de que la autora nunca se sintió cómoda con esa descripción hiperrealista. Percibo, en este sentido, que tanto en el compromiso de En rojo como en la visión escapista de Todas las lunas hay una lúcida conciencia de protesta. Todas las lunas es una novela de resistencia que toma partido a favor de las expectativas, convicciones y respeto por las más elementales dignidades humanas, aquellas que desaparecieron en la ciudad de los cuentos. Estefanía es aquello que Caracas dejó de ser, lo que perdió, lo que pudo ser (lo que quedó en la memoria), lo posible. Estefanía es la utopía que propone la imaginación literaria ante la inminencia de la derrota. Los relatos de Gisela Kozak muestran con pesar cómo Caracas se convirtió en un lugar de paso, en una comunidad de “olvidadores” que perdió la fe en el pasado, en el futuro y que, a la espera de la extinción, confronta la pandemia del presente. Estefanía es un exilio interior, un espacio de fuga, una invención que dignifica el poder de la palabra y, de alguna forma, contempla la posibilidad de la esperanza.

Pero incluso en Estefanía, a pesar de las venturas del contexto, el destino de los seres humanos parece estar determinado por un malestar interior, por un ejercicio de renuncia. Hay un fascinante pesimismo en el trabajo literario de Gisela Kozak que, de la misma manera, condena a los individuos a padecer el fuego del infierno y el aburrido bochorno del cielo.

Recomiendo la lectura simultanea de estos dos libros. Fantasía y realidad alternan roles en lugares distantes y, en apariencia, antitéticos. La urgencia de la memoria, el sacrificio de la infancia, la orfandad, la angustia por el paso del tiempo, el caos de la sensualidad y el sentimiento migratorio son argumentos recurrentes. La lectura comparada (la estrategia del espejo) encuentra curiosas coincidencias entre la expectativa y la debacle, entre la ciudad que perdimos y las utopías que nunca están de más.

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